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lunes, 18 de noviembre de 2013

Manuela (la paja en el ojo ajeno)

Foto fao.org
Fue un mediodía de  domingo luego de un asado regado con buen vino y de un truco por parejas que demoró la siesta casi hasta juntarla con el mate del atardecer.
Los hombres de la familia disfrutaban ese momento exclusivamente varonil dado que las mujeres y los chicos se habían alejado del grupo que siempre en estas ocasiones caía en conversaciones que no eran apropiadas ni para ellas ni para los pibes.
Y así sucedió.

Alguien, refiriéndose a un tercero dijo " ese es un  pajero" y el abuelo viejo, que estrenaba audífono nuevo para sus oídos de casi 90, copó la referencia y dijo como dándose por aludido:
-Pajero, yo che.
-Cómo abuelo? pregunto uno de sus nietos.
-Yo he ganado hasta concurso de pajas.
-Cómo es eso, explíquelo por favor, dijo el mayor.
-Claro, antes no había tanta diversión como ahora. Tampoco tanta información y entonces nosotros además de jugar a la pelota, a las bolitas, con las figuritas,  con el aro, y otras cosas de la época, hacíamos concursos de pajas.
-¿?.......
-Nos juntábamos  cuatro o cinco amigos, fijábamos un límite  y ganaba el que mandaba más lejos el resultado de la manuela. Yo fui campeón varias veces hasta que llegó al barrio el petiso Mariano.
Que lo parió, era cortito como viraje de laucha, pero bien calzado. Le empezamos a llamar gorrión porqué terminaba enseguida, se ponía colorado como morrón y lanzaba una especie de bufido mientras manipulaba su aparato, que nos distraía a nosotros y entonces nos ganaba.
Pero le duró poco. Se enganchó con la Blanca a la que le decíamos ventosa, porque cuando te agarraba no te largaba más, y se ve que  esta lo exprimió: Ya no era el mismo y evitó participar en nuevas competencias.
El ocasional auditorio  miraba con asombro al abuelo, al que siempre habían conocido grande y éste a su vez,  como viejo zorro notaba el interés que su confesión había despertado.
-Uno de los nietos preguntó: Y con las mujeres, que pasaba con las minas? No existían, no les daban bolilla, no fueron en busca de ellas en algún momento ?
-Claro respondió el viejo, hablábamos de pajas, no de mujeres .Ellas son otra cuestión, merecen ser tratadas con respeto. Claro que las mujeres eran motivo de preocupación diaria por nuestra parte.
Una vez un tío (yo tenía un poco más de 16) me llevó a un firulo; casa de salud le decían, a que conociera como eran las mujeres, digamos por dentro. Mi tío habló con una que debía andar por los 30 y pico; linda; me recibió con una sonrisa y me dijo: tranquilo pibe, ya vas a ver qué  bien que la vas a pasar. Me abrazó dulcemente y me empujó hacia una habitación que tenía una cama grande, como nunca había yo visto antes.
No llevaba mucha ropa y en menos que canta un gallo estaba en pelotas diciéndome: No te quedes mirando como un pasmado, sacate todas las pilchas,  metete en la cama conmigo que te voy a mostrar uno de los tres placeres de la vida.
Me trató de una manera que yo desconocía en las mujeres. Casi con dulzura, me hizo acostar a su lado y su mano comenzó a recorrerme despacito hasta llegar allí donde solo mi mano había andado.
Eso me hizo estremecer. 
Me recorrió una especie de corriente eléctrica por todo el cuerpo y noté que esa parte parecía actuar por su cuenta, comenzó a ponerse rígida algo que a la dama le pareció importante pues me dijo:  Bravo, vamos bien pibe.

Continuará.


Gracias www.youtube.com/user/izabela

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